martes, 28 de junio de 2016

Bones. Reseña The Stiff in the Cliff (11.20). ¿Quién mató a Henry Charles?



Como un misterio de los de Agatha Christie nos habían anunciado The Stiff in the Cliff, episodio  en el que el equipo del Jeffersonian investiga el asesinato de Henry Charles, el explorador millonario desaparecido en Alaska hacía más de quince años cuando en compañía de su guía de montaña y mano derecha Declan Marshall, del arqueólogo Marcus Eldridge, su profesora ayudante Hazel Mitchell  y el becario Clark Edison excavaba los restos de la expedición Frank de principios del siglo XIX, de la que asombrosamente descubrieron que habían practicado canibalismo.


Y en verdad que el planeamiento es el típico de las novelas de Agatha Christie, un crimen en una comunidad cerrada y la necesidad de desentrañar las relaciones entre los sospechosos para descubrir al asesino, lo que a la señorita Marple, con su tranquilo cotilleo y sus grandes dosis de observación e ironía, y a Hércules Poirot, el detective belga con cabeza de huevo, poniendo a trabajar sus células grises, se les da de maravilla; pero…

Pero mejor será empezar por el principio.

EDUCANDO A CHRISTINE



Y el principio es Brennan y Christine enterándose de la noticia de la aparición del cadáver por la televisión. Booth no parece muy conforme conque Christine esté viendo la televisión entre semana, la niña se defiende con palabras de su madre, “es educativo”.

El nombre de Henry Charles despierta la atención de Booth. Sin embargo cuando en las noticias mencionan el canibalismo y Christine, niña inteligente, quiere saber qué significa, su instinto de padre despierta al censor y la televisión funde a negro. Brennan es la encargada de explicarle a su hija lo que significa la palabra “gente que come gente”.



Por supuesto la niña siente repugnancia y Booth la manda a prepararse para la escuela, después de todo sólo es “un monito” de primer grado, ya tendrá tiempo de aprender esas cosas cuando estudie secundaría.


Christine, sin embargo se muestra reticente en lo de ir a la escuela, tiene una pregunta muy importante para ella ¿Y sí Lukas empuja a Emma otra vez? Terrible dilema para una niña. Booth no tiene dudas:

No permitas que ese brabucón de Lukas empuje a Emma, defiende a tu amiga —le dice fijando el subtexto del episodio. Pero ¿cómo se hace eso?

¿Empujo a Lukas? —Pregunta Christine.



Booth debe tenerlo claro, aún así se vuelve hacia mamy que niega con la cabeza.

No, no, no, nunca debes empujar a nadie —le dice el padre.
Sólo utiliza las palabras —le pide Brennan.



Sabio consejo, difícil de llevar a cabo… ¿cómo se defiende a un amigo ante un bravucón solo con palabras? Y aún así Brennan, en plan madre, no está conforme con que Booth aliente a Christine a meterse en peleas en el patio del colegio, y Booth, en plan padre, por supuesto,  no entiende a su vez el porqué no habría de hacerlo  Es su amiga”.




Cuando parece que va a comenzar una de sus sanas discusiones suena el teléfono, es del laboratorio, Brennan será la encargada de la identificación del cadáver de Henry Charles. Y nuestra querida doctora por unos momentos se vuelve loca de alegría.

PREPARANDO UNA BODA



En el Jeffersonian Cam se lamenta ante Angela de la expectación que ha causado la aparición de los restos del explorador millonario, tendrá que cancelar su cita con Felicia, su hermana. Angela se extraña de la cita pensaba que no se hablaban. Cam le cuenta que está tratando de hacer las paces ayudándola a planear la boda y entonces Angela, frunciendo el ceño le pregunta si es una buena idea. Pregunta impertinente dónde las haya.


Y más impertinente aún cuando ante la respuesta de Cam de que dejarla planear su boda es una fórmula para intentar recuperar la relación que tenían antes, Angela añada “¿quieres decir la que teníais antes de que ella se lo hiciera con tus novios?, puedo entenderlo, las mejores amigas suelen tener estas maldades.



Lo que ya no me parece pertinente es la respuesta de Cam “Tecnicamente Booth y yo habíamos dejado de salir cuando lo besó”. ¿De veras esa es la pendencia entre ellas? Sí mal no recuerdo en aquella escena del episodio The Intern in the Incinerator (3.06) quien salió mal parado al final fue Booth, porque las dos hermanas se fueron juntas en amor y compaña a comer dejándolo abandonado.



Tampoco entiendo como alguien tan profesional y responsable abandone su trabajo en un caso con tanta repercusión ni que alguien tan elegante y de tan buen gusto al vestir pueda elegir como vestido de novia uno con cuerpo bordado, falda de tules y unas inmensas mangas farol. Acepto que algunas novias deseen parecer princesas el día de su boda, que Cam la mujer hecha a sí misma en un momento de debilidad quiera parecerlo, pero…. ¿con ese vestido? Sorpresas que da la vida.  


DE SORPRESA EN SORPRESA


Eso es lo que tiene la vida ¿no? Que a veces te da sorpresas. Y una sorpresa y grande se llevan Brennan, Cam, Angela y Hodgins cuando en la plataforma forense, mientras examinan el cadáver que podría ser el de Henry Charles se presenta el doctor Clark Edison y no sólo dice reconocerle sino haber sido miembro de la expedición en la que desapareció. ¿Cómo pudo ocultar algo tan publicitado en su currículo? ¿Cómo pudo pasársele a Cam o a Brennan si su rostro estaba en la fotografía que preside las salas del Jeffersonian dedicadas a la expedición?


Que el doctor Edison se sorprenda a su vez cuando la doctora Brennan dictamine que la muerte de Charles fue un asesinato y de inmediato lo aparte del cadáver porque se ha convertido en sospechoso no tiene más razón de ser que la conmoción por la revelación ¿Qué otra cosa podía hacer sin comprometer su trabajo?


Y aún nos queda otra sorpresa y más relevante aún porque es la que habilita el misterio de quién mató a Henry Charles, la que posibilita el caso y lastra el episodio. Cuando Booth y Aubrey van a casa de Edison para hablar de lo sucedido en la expedición el doctor les cierra la puerta en sus mismas narices, por consejo de sus abogados ha decidido guardar silencio.

¿De veras hace eso alguien inteligente que además es inocente y trabaja en el Jeffersonian resolviendo asesinatos?

¿QUIÉN MATO A HENRY CHARLES?


Aceptémoslo. Aceptemos que tenemos un asesinato que resolver acaecido hacía quince años en un lugar inaccesible y con cuatro posibles sospechosos. ¿Cómo hubiera resuelto Agatha Christie el misterio? Convirtiendo a Booth en la señorita Marple, en el curioso impertinente que con preguntas simples y capciosas deja al descubierto las más íntimas intenciones de los sospechosos y termina enfrentándolos con sus errores. Convirtiendo a Brennan en trasunto del sabio Hercules Poirot, haciendo trabajar sus maravillosas células grises. Pero ni la señorita Marple ni el pequeño belga han aparecido por el episodio.


Es cierto que a través de los descubrimientos en el laboratorio han avanzado en la investigación, han descubierto el arma del crimen, un piolet, que a Charles le tiraron desde una altura considerable que existía en aquellos tiempos en que el cambio climático no estaba arramblando con los hielos del Ártico. Pero nada que les acercase a encontrar al asesino.



Faltaba lo importante, el motivo, y eso sólo se averigua indagando en las relaciones personales de los sospechosos con la víctima. Y eso Booth no ha podido obtenerlo en la sala de interrogatorios, convertido por el guion en mero testigo de lo que unos y otros decían. Nunca antes había sido tan irrelevante su participación en un caso. Y su contribución a la resolución ha consistido en  quitarle su libro al sospechoso decirle a Brennan que a la gente le interesa la gente que come gente, lo que ha despertado las células grises de la doctora, permitiéndole encontrar la verdadera causa de la muerte.



Que no es otra que una falsificación. El doctor Eldridge, el arqueólogo dijo haber descubierto en los restos de la expedición Frank huellas de canibalismo, eso no sólo le hizo famoso sino millonario con su libro de divulgación, porque como dijo Booth a la gente le interesa saber de gente que se come gente, Brennan, espoleada por la frase, examinando el libro de Eldridge descubre que las fotografías son borrosas intencionadamente, y en los huesos de la expedición Frank que las cortes que podrían demostrar el canibalismo no se hicieron con instrumentos de principios del siglo XIX sino con los del siglo XX. Eldridge mintió.


Y lo hizo, lo acepta, pero no hallará nada que lo señale como el asesino. Y Brennan no lo encuentra.  El caso se resuelve  cuando voluntariamente el doctor Edison, rompiendo su inexplicable silencio, habla, descubriendo el complejo entramado de relaciones personales y profesionales de los miembros de la expedición Charles. Su enamoramiento de la profesora Hazel Mitchell, su falsificación de los registros de la expedición en los que no marcó que Hazzel había dañado con su piolet los restos del cadáver de Frank al astillarle la vértebra C4.  



Si lo hubiera dicho al principio, si hubiera contado todo lo que ocurrió en Alaska la doctora Saroyan no habría tenido complejo de culpa mientras se probaba vestidos de novia y habría loncheado mucho antes el cerebro de la víctima y encontrado incrustado en él, el trozo de la C4 del cadáver de Frank que como bien deduce Wendell delataba a la asesina.

AMIGOS Y SOSPECHOSOS


¿Alguien en el Jeffersonian o entre las seguidoras de Bones ha pensado por un momento que Clark Edison podría ser el culpable? Por supuesto que no.  Y sin embargo cuando ya está todo resuelto él le hace esa misma pregunta a Brennan. Y Brennan le dice la verdad, que hubiera sido perjudicial para él que hubiera tenido en cuenta sus creencias personales. “Pero no, nunca pensé que fuera capaz de semejante crimen”.


Edison no mató a Charles pero a sus ojos y a los de la comunidad científica sí cometió un crimen, falsificó las evidencias, está dispuesto a presentar su renuncia, debiera haber sabido que el canibalismo era un fraude. “Cualquier antropólogo forense digno del Jeffersonian lo sabría”.



Y Brennan le hace ver que en esos momentos no era un antropólogo forense sino un estudiante persuadido por su profesor y le muestra la última edición de la revista de antropología en la que aparece un artículo que ha escrito en su defensa. Porque todos los expertos han cometido algún error —le dice— y porque además eso es lo que los amigos y compañeros de equipo hacen, se defiende mutuamente.



Ante tal declaración, Clark henchido de emoción la abraza. ¡Bien por Brennan!

Al final nos quedará el buen recuerdo del episodio no sólo por esa escena, sino por la que no vemos y nos cuentan. La iniciativa e inteligencia de Christine, que puesta en la tesitura de tener que defender a su amiga Emma del matón de Lukas utiliza primero, obediente, las palabras llamándole troglodita, y vista  su ineficacia, solidaria se mete en el barro con su amiga. ¿Os imagináis la cara de envidia de Lukas cuando viera lo bien que se lo pasaban las dos chapoteando en el barro?


No es de extrañar que Booth se sienta orgulloso de sus dos chicas por defender a sus amigos.


Christine no defendió a nadie voluntariamente, se metió con Emma en el barro después de que Lukas la empujase —le contesta una literal Brennan, seguramente enfadada por haber tenido que limpiar el vestido.



Solidaridad, Bones —le explica su marido—, saltó al barro con un propósito, igual que tú tenías un claro objetivo con ese artículo que escribiste acerca de Clark.


Que en el mundo líquido en el que vivimos el desacreditado doctor Eldridge consiga un acuerdo de dos millones de dólares por escribir un libro sobre lo que ocurrió en la expedición Charles es una de sus muchas injusticias. Que Brennan no tenga secretos que Booth pueda divulgar escribiendo un libro y conseguir otros dos millones para comprarse una pista de hielo otra.




Que la pareja discuta de sí con los hipotéticos dos millones comprarían paneles solares, yates o aviones, el juego final del episodio.


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