sábado, 21 de mayo de 2016

Reseña The Striker in the Chords (11.16). De los viajes y los coros a capella.



Aunque debería decir la promoción de un coro a capella, puesto que “los protagonistas” del episodio, los miembros el coro Pentatonix, se hallan inmersos en una gira por Estados Unidos y Europa y su aparición en Bones sin duda les ha servido de trampolín, vamos que les ha proporcionado publicidad a escala mundial.  Porque si algo queda patente después de ver The Striker in the Chord es que el episodio gira alrededor del grupo y sus canciones. Y no tiene por qué ser malo si los productores de Bones han conseguido un buen precio por la promoción, seguro que para los amantes de los coros a capella ha resultado más interesante y divertida que los anuncios de coches.




Diferente opinión será la de los simples amantes de Bones. Bien está que hayamos aceptado el plácido paseo a la luz de la luna en que se ha convertido la serie; la transformación de la magia que nos trajo hasta aquí en cotidianidad. Bien está que jaleemos las historias sencillas, con algo de humor y algo de intriga que últimamente nos ofrecen, lo hacen bien, son interesantes pero…




The Striker in the Chords que debería haber complementado esa cotidianidad no lo ha hecho, las tramas de los personajes: el viaje veraniego de Booth y su hijo, la relación entre la nueva interna y Brennan e incluso la operación experimental de Hodgins, han quedado difuminadas, meros esbozos por mor de la publicidad del grupo. Intervenciones como la del hijo de Angela y Hodgins del que su padre se siente muy orgulloso porque ha identificado ya a un “bicho” (una mariquita) no han pasado de la sala de edición. No había tiempo, teníamos que escuchar cantar en playback con voz de falsete Walking in the Midnight. Pero mejor comenzar por el principio.




Y el principio es el descubrimiento del cadáver, los gritos y las ratas, llevábamos mucho tiempo sin asistir a ese acontecimiento. Luego, la acción se traslada a la cocina de Booth y Brennan, Booth se ha levantado temprano para hablar por video chat con Parker en Londres, ha planeado algo tan típicamente americano como un viaje de padre e hijo por la senda de los Apalaches, el entusiasmo del padre es manifiesto, el del hijo renuente. No parece Parker muy interesado en pasar un mes caminando con su colonial padre y lo más intrigante son sus  prisas por decir adiós.




Booth y Brennan que se ha despertado al sentir el hueco frío de Booth en las sábanas (una licencia mía para dar más sabor a la reseña), se miran el uno al otro sorprendidos, pero… ninguno verbaliza su desilusión cuando abruptamente corta la comunicación, es más Booth animoso dice que es hora de volver a la cama,  pero no es tonto, y seguro que se ha dado cuenta de que los intereses de Parker están muy lejos de los suyos y los Apalaches. ¿Qué le ocurre a Parker?



No tenemos demasiado tiempo para pensarlo, porque de inmediato el teléfono de Brennan suena comunicándole que un cadáver ha aparecido abandonado en el laboratorio de ratas de la universidad de Lynwood. 



Va a llamar a su padre, comienza el día y pese a su mirada desaprobadora Booth se llena un cuenco con cereales y leche ¡Qué pasa, es el desayuno! Protesta y engulle.


EL TRAUMA Y/DE LA NUEVA INTERNA 


Y lo primero es la escena del crimen, un laboratorio aséptico y sin ratas, muertas por el atracón de carne humana que incitadas por el sonido de la campana (como los miembros de cierto equipo de investigadores con el sonido de sus móviles), han trasegado, las pobres formaban parte de un estudio sobre el comportamiento Pavloviano. A las sobrevivientes el doctor Hodgins les dará acogida, no sólo las necesita por las evidencias que sus estómagos puedan contener sino porque necesitan cuidados para su recuperación, como él. Como Mills, la nueva interna, que toda temerosa accede por primera vez a la plataforma forense del Jeffersonian.




— He estado esperando cinco años para escuchar eso —dice  cuando Brennan le da la bienvenida.
Cam también se alegra de que su programa de estudio y trabajo en el Jeffersonian finalmente haya dado resultados.
Sí, no puedo decir que me gustase fregar retretes en el museo. Pero si me trajo hasta aquí valió la pena —confiesa Mills.
Sin embargo cuando Brennan le pregunta qué le parece la ruptura del occipital su respuesta entre risillas no puede ser menos científica:
— Trauma.



¿Para eso estuvo cinco años fregando retretes? ¿Le mereció la pena de verdad? Porque desde el principio es obvio que no está suficientemente preparada para trabajar con alguien tan exigente como Brennan ni en un laboratorio como el Jeffersonian, y no ya por su parquedad en las respuestas o por su precipitación a la hora de exponerle las pocas conclusiones a las que llega por sí misma, cuando Brennan cansada de que repita sus palabras y sus conclusiones le pida más iniciativa, sino por los errores de principiante que comete en el trabajo.




Tantos son que al final Brennan, pese al enfado de Hodgins y Angela que inexplicablemente la consideran uno de los suyos, la despide. Si no responde a su nivel de exigencia, si su trabajo no le aporta nada y retrasa la investigación lo mejor es que se vaya. 




Y cuando la interna se echa a llorar, Brennan que ya sabemos que no sólo siente empatía por las personas sino que lo demuestra, incomprensiblemente para mí, le echa una mano por encima del hombro para consolarla  con la precaución y la lejanía de Sheldon Cooper de Big Bang Theory (Brennan no se lo merecía).



Y Mills tampoco, si ha aguantado cinco años de retretes, seguro que tenía una fuerte motivación, que la suya es una gran historia de superación, pero no han tenido tiempo de contárnosla, el coro tenía que interpretar una vez más Walking in the Midnight, alguien desafinaba.

AUBREY, BOOTH, UN CORO A CAPELLA, UN ACCIDENTE Y UN METEORITO



Como el pasado de todos los miembros del Jeffersonian nos es conocido a Aubrey le ha tocado hoy la china de avergonzarse del suyo. En su etapa universitaria perteneció a un coro a Capella. Es su secreto, teme las burlas de Booth, y necesita  mantener su reputación de hombre ante él. Pero como conoce ese mundillo altamente competitivo, como formó parte de el, poco a poco se irá descubriendo así mismo y al final terminará confesándoselo a Booth.


Y la víctima Scott Hill era el director de un coro masculino The Whippersnaps. El coro era su vida, les cuenta a Aubrey y Booth su compañero de habitación quien no parece muy afectado por la noticia de su muerte. Y a interrogar a los miembros del coro van cuando se encuentran con el “concierto”. 




A Booth, que se pagó la carrera como profesor de baile de viejas panteras, no parece hacerle demasiada gracia los gorgoritos y los balanceos, en cambio Aubrey no puede evitar seguir el ritmo con el cuerpo, lo que no se le escapa a Booth que le mira con reprobación. Me da a mí que el secreto de Aubrey ya no era tan secreto, cuando bajo promesa de no contarlo se atrevió a rebelárselo a Angela.


En el asesinato hay por supuesto un montón de sospechosos, desde el miembro del coro que le va a sustituir como director, al antiguo director del mismo y padre de uno de los chicos al que la víctima  acababa de expulsar del grupo; desde la principal cantante de un coro competidor femenino a la que había pedido que entrase a formar parte del coro a pesar de la tradición que impedía que hubiera mujeres en la formación, hasta otra de las cantantes que infectó a varios miembros del grupo con un virus a base de besos, para que no pudieran ganar los campeonatos nacionales. 



Y como no dos miembros del coro y del grupo Pentatonix, sobre todo Julian, un hombre lleno de ansiedades, pero él no pudo matarlo, él lloró en el final de “Una rubia muy legal” ¿le suena eso propio de un asesino?, le pregunta a Booth.



Y el culpable es… el culpable es la ansiedad, la que sentía también su compañero de habitación, un astrónomo muy, muy inteligente a quien la víctima le robó su medicina contra el estrés para dársela a Julian lo que provocó que por un ataque de pánico perdiese una beca muy importante. En realidad él no lo mató, sólo le empujó y Scott se golpeó con una estantería, fue un accidente les dice a Booth y a Brennan.  Era tan inteligente que se lo dio a comer a las ratas del laboratorio pero no tiró un trozo de meteorito con el que Scott se golpeó y del que Brennan y Hodgins encuentran partículas en su cráneo. Pillado.

HODGINS, LAS RATAS Y SUS PIERNAS



Si el viaje que Booth ha planeado con Parker no es un viaje iniciático sino  de reencuentro, de reconocimiento entre padre e hijo antes de la independencia, el que Angela y Hodgins están realizando desde el accidente que lo dejó paralítico lo es, iniciático desde el principio al fin



La estación en la que su tren para en The Striker in the Chord es la antepenúltima e implica un riesgo, una cirugía experimental  para regenerar sus nervios, a la que Hodgins está dispuesto a correr, “Te das cuenta Angela de que no puedo andar”, pero al que Angela no quiere enfrentarse, necesita más información le va la vida en ello. Hodgins le recuerda que es su decisión, él quiere recuperar sus piernas.




Está convencido de que puede resultar, aunque con el deseo no es suficiente como le hace ver Cam Querer que las cosas funcionen y hacerlas realmente funcionar son dos cosas totalmente distintas”, le dice.



No será la única, como las mujeres somos capaces de hacer cualquier cosa por el hombre al que amamos excepto el dejarles tranquilos, Angela insistirá,  ha estado investigando al cirujano y a muerto una persona en la mesa de operaciones. Y teniendo en cuenta la preocupación de Hodgins por las dos ratas sobrevivientes  no parece muy de recibo que no se haya pensado dos veces arriesgar la suya.


Y aunque Hodgins diga que es diferente, realmente no lo es y Angela se lo explica muy gráficamente, las ratas del laboratorio fueron cortadas, pinchadas, y torturadas y ahora él está dispuesto a firmar para que le hagan lo mismo. Lo cierto es que tanta insistencia da resultado. Hodgins rectifica, no va a hacerse la cirugía, seguirán buscando.

Y EN EL FINAL UN CANTANTE CON TUPÉ
Y UN PADRE SATISFECHO


La intriga, en realidad la única intriga del episodio, la que podía haber dado lugar a una trama interesante, la reticencia de Parker al viaje de Booth dura poco, en el minuto trece queda resuelta. Y lo que podría haber supuesto alguna amenaza o un problema grave resulta ser solamente un asunto de prioridades.

Parker le cuenta a Brennan que ha sido admitido a un curso de escritura creativa en la universidad de Oxford, él quiere pasar tiempo con su padre, pero de verdad, de verdad quiere hacer el curso y por supuesto no decepcionarle. Difícil elección. Confía en Brennan para que se lo cuente a su padre.  




Que Parker pida a Brennan que se lo explique a Booth para mí que tiene su razón de ser en el profundo desconocimiento que entre padre e hijo existe dada la lejanía y en el amor y la confianza que siente por ella, mediadora ante el padre, como una madre. En realidad necesitan hacer ese viaje, lo necesitan más que cualquier curso de escritura creativa porque como dice Booth a Brennan, el verano es para la diversión, para su reencuentro, digo yo. 




Aunque cederá, ocultando su desilusión, cederá, si Parker quiere ir a Oxford no se lo impedirá. Después de todo un adolescente por muy inteligente que sea es estúpido, tiene que cometer su alícuota parte de errores para madurar.



El padre pierde y no le importa, ha leído un cuento que Parker le mando a Brennan y cree que podría ser mejor que ella. Opinión con la que al decir de ella sus fans no estarán muy de acuerdo aunque reconozca el talento de Parker. Y Booth corrige su apreciación “Si termina siendo como tú, seré el padre más orgulloso del mundo”.




Y aunque ese es el final del episodio, como iba de cantantes lo han terminado con un concierto, enlatado y en BHS, por supuesto. Booth ha convocado a todo el equipo para asistir al acontecimiento. Y ante las protestas de un avergonzado Aubrey la televisión se enciende y por allí aparece un joven con tupé y pajarita que se le parece, en el puesto once de los nacionales quedaron. No está mal para echarnos unas risas. 



!Eso es todo amigos, me voy a dar una vuelta en bicicleta!





PP. A última hora, Fox ha publicado un vídeo con la autora del episodio en el que vuelve a aparecer el coro y en el que explica que ella cantaba en la universidad a Capella, que sentía pasión por ello; que es su primer guion para la televisión y que ha contado con muy buenos mentores en Bones que la han llevado de la mano escena por escena. 

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