lunes, 18 de abril de 2016

Bones. Reseña The Death in the Defense (11.11). El corazón y los huesos.


Bien, aquí estamos de nuevo, Bones ha regresado y lo ha hecho con un emocionante episodio, con un gran episodio. Grande sí, porque The Death in the Defense al presentarnos el inicio de la dura travesía que el doctor Hodgins recorrerá  hasta su recuperación nos está mostrando algo que a los fans nos encanta ver: el corazón de los personajes de Bones.
Es cierto que la caja torácica: las vértebras, las costillas, el esternón son partes de la coraza que protege al corazón de roturas, perdón de aplastamientos; el cofre o los barrotes con los que algunos lo encierran tirando la llave. La tiren o no, lo cierto es que está ahí, que como Christine Booth dibuja, para asombro de su madre, es parte indisoluble de lo que somos. Y  aunque ya lo sabíamos en The Death in the Defense queda patente que el de TODOS y cada uno de los miembros del equipo del Jeffersonian es  muy grande.


Un procedimental policial no es otra cosa que la demostración de las técnicas de trabajo que la policía utiliza para atrapar criminales, para salvaguardar a la sociedad. Para mí que el procedimental es la caja torácica de Bones, la que utilizó Hart Hanson para proteger el corazón de la serie: sus grandes personajes. ¿En qué otro procedimental se puede asistir al debate Ciencia versus Fe, a la controversia cerebro contra corazón o a la transformación de un buen hombre, generoso, jovial y feliz en un ser amargado y mentiroso? Todo eso nos da Bones en sus grandes episodios y a eso asistimos en The Death in the Defense. Pero mejor empezar por el principio.
HODGINS VUELVE AL… JEFFERSONIAN…

Y el principio no puede ser otro que el hospital donde el doctor Hodgins ha estado internado desde que, en el final del episodio 11.10 The Doom in the Boom, cayese paralizado en el suelo del Jeffersonian como consecuencia de la bomba que explotó en el cadáver que examinaba. Después de ocho semanas ha llegado el momento de marcharse a casa, de aceptar su nueva situación, está paralizado de cintura para abajo.


A pesar de la silla de ruedas es optimista, siente cosquilleos en los pies. Pero no sería Bones la serie que es si las cosas fueran a ser tan fáciles para él. Su doctora le pide que se tome las cosas con calma, el hematoma aplastó a los nervios en la región lumbar, pero no los cortó, lo que significa que todavía puede ocurrirle un daño mayor. Nada de trabajo.



Booth a pesar de todo lo que ha vivido y sufrido no es un hombre pesimista, a veces puede que pierda la fe, pero a la mañana siguiente se despierta y ahí está, esperándolo junto la almohada. Por eso mantiene ante Brennan que ahora que Hodgins sale del hospital las cosas vuelven a la normalidad.

Brennan no tiene fe, sino ciencia. Ha examinado los resultados de la resonancia magnética y está casi segura  de que  Hodgins no volverá a caminarBooth, el corazón de Booth disiente: nadie va a trabajar más duro que Hodgins. Ese, según Brennan, no es un factor a tener en cuenta por la ciencia. A Booth no le importa, conoce otro que a la razón de Brennan no se le alcanza, la esperanza: “no hay nada más importante que la esperanza."




Esperanza, sí, esa maldita consejera, esa mentirosa, culpable de tanto y tanto dolor. Porque el doctor Hodgins se aferra a la esperanza, como cualquiera haría en su situación. Y por eso en lugar de quedarse en su casa y guardar reposo, se presenta en el Jeffersonian. Angela no ha podido impedirlo, la amenazó con hacer autostop si no lo llevaba.



En el Jeffersonian, Brennan, Wendell y Cam están examinando unos restos, les es difícil determinar la hora de la muerte porque su descomposición no se corresponde con el estado de las larvas, algo les ha afectado. Y para su sorpresa y al principio regocijo, allí está el experto en bichos y lodos para explicar el porqué: Bertha, una tormenta tropical. 



Quiere trabajar en el caso pese a la oposición de Angela y la reticencia de Cam, quienes creen que debe irse a su casa a descansar. Finalmente se queda, pero sólo hasta que encuentren los huesos que faltan. Lo necesitan, les dice y así es, sus hallazgos son determinantes para la resolución del caso.

… Y ENCUENTRA A UN ÁNGEL



Primero para la identificación de la víctima, al encontrar una cadena rota con una medalla de una iglesia católica,  lo  que da pie a uno de los  momentos divertidos del episodio cuando Booth y Brennan hablan con el sacerdote. La victima resulta ser Andrea Torres, una abogada que defendía a quienes carecían de medios para defenderse. Una mujer que, según les dice, pensaba que si Cristo viviera hoy, sería un defensor público. Y Brennan no puede evitar, para vergüenza de Booth, responderle:

En realidad, dado el bajo nivel socioeconómico de Jesús, es muy improbable que hubiera sido capaz de pagar la universidad.



Segundo para encontrar los huesos que les faltan. Y cómo no, Hodgins quiere ir personalmente a buscarlos, Angela se opone “Huesos encontrados, marido a casa”, pero necesitará darle una razón incontrovertible para impedírselo, una razón que se le clavará en la herida. Su silla de ruedas se atorará en el barro. Será Wendell, siguiendo sus indicaciones quien los encuentre, quien reconociendo la evidencia diga “Hodgins… rey del laboratorio”. Y Hodgins satisfecho, se lo repite para sí, “rey del laboratorio”.

Alex Pollok, el jefe de Andrea, les cuenta a Booth y a Aubrey que acababa de perder un caso que estaba segura de ganar y le había afectado mucho. Booth fijándose en una foto en la que aparecen juntos le pregunta si tenían una relación sentimental, él lo niega. Aunque pasaban mucho tiempo juntos por motivos de trabajo. Y por supuesto sus clientes tenían antecedentes de violencia.



Caroline que conocía y apreciaba a la víctima quiere colaborar en el caso, encuentra a Aubrey pensativo, está preocupado por Hodgins, no puede dejar de pensar en esa silla de ruedas, dice. Pero Caroline, el  corazón de Caroline a pesar de su rocosa apariencia es tan dulce como el de una madre para sus chicos del FBI, sabe lo que realmente piensa Aubrey y absolviéndolo del pecado no cometido, pone la situación en su justa perspectiva:

— El Doctor Hodgins va a ver crecer a su hijo gracias a ti. Eres un héroe.
Y comienza el desfile de sospechosos entre los clientes de la víctima, los primeros el marido de una mujer que a pesar del trabajo de Andrea está en la cárcel; luego una fiscal, una mujer de armas tomar, que había perdido cuatro casos seguidos frente a la víctima y con la que tuvo un altercado la noche de su muerte en un bar. Hasta a Caroline le impone interrogarla, su odio por Andrea es manifiesto “Se creía la madre Teresa por defender a los pobres”, dice pero no la mató, ninguno de los dos la mataron.



Wendell defiende la permanencia de Hodgins en el caso mientras examina los restos con Brennan, pero esta cree en la opinión de Cam, eso es perjudicial para su recuperación. Wendell insiste, “¿No sería más perjudicial que se quede en casa pensando en todo lo que no puede hacer?”  No quiere que se dé por vencido. Cuando a él le diagnosticaron el cáncer, Booth le dijo que renunciar no era una opción, que tenía que luchar.

Pero el cerebro de Brennan, ay, el cerebro de Brennan no entiende de metáforas, no las de Wendell. La metáfora no devolverá a Hodgins el uso de las piernas. De hecho, dada la extrema improbabilidad de su recuperación, la lucha perjudicaría la regeneración de sus nervios. Wendell vuelve a la cargaMi recuperación fue extremadamente imposible pero sucedió”. Y Brennan también:Y estoy feliz por ello, pero no tiene nada que ver con el doctor Hodgins”. El cerebro gana. Y a pesar de todo Brennan está equivocada… Todo, todo el episodio tiene que ver con el doctor Hodgins.

Y LA CONSPIRACIÓN DE LAS DAMAS LO DESTIERRA DEL JEFFERSONIAN



El instigador, el corazón amante de Angela  quien preocupada por la salud de su hombre le recuerda a Cam que mantenga su palabra y lo  mande a casa, no quiere que sufra otra decepción después de todo lo que ya ha pasado. No será fácil, pero Cam hablará con él, tiene sus propias razones.


Y es dura, realmente dura la conversación; pero cuando Cam lo encuentra en su despacho amarrado a una bicicleta aerostática, pedaleando “y sin manos…”, no le queda más remedio. El hacer ejercicio físico sin un terapeuta puede aumentar los riesgos y es su responsabilidad… El teléfono la interrumpe: ha aparecido cocaína en el organismo de la víctima. Hodgins quiere de inmediato ponerse a buscar más pruebas,  rastrear el origen de la droga, pero Cam se lo impide. “Doctor Hodgins —dice— estás fuera de este caso.” Y se nota que no es su cerebro el que manda, sino su corazón.



Como también se ve como el de Hodgins se rompe con sus palabras:

Por favor, no hagas esole suplica—. Tengo que estar aquí. Es lo que soydice..Cam sintiéndose tan mal como él no cede:



— Eres mucho más que este trabajo. Tengo que mirar por tu bien si tú no lo haces.  Estás fuera de esta investigación.
Y Hodgins se va. Estremecedor.



Y resulta que Andrea no era un ángel, a veces consumía drogas, su válvula de escape para superar tanta desgracia como la rodeaba, su jefe no sabe decirle a Aubrey quién era su camello, tal vez algún DJ con los que iba. Encontrar el origen de la cocaína se vuelve perentorio, la partícula que encuentra Cam en la fosa nasal de Andrea puede ayudar. Wendell piensa que sería necesario que Hodgins lo investigase, tal vez podría decirles dónde estaba y con quién cuando ella murió. Pero Cam tampoco cede ahora y le pide que se la lleve a uno de los biólogos del Jeffersonian.

Tampoco es amable la conversación de Angela  y Hodgins por Skype. Cuando le comenta cómo va el caso, él la corta. Sabe que ella se siente mal por estar en el laboratorio mientras él está en su casa, pero hablar del caso no le ayuda, le perjudica, le dice amargado. Y el corazón de Angela lo acusa.

LOS MONSTRUOS MARINOS TIENEN LA SOLUCIÓN



La conspiración termina por la acción de los contrarios, por el trabajo conjunto del corazón y el cerebro, de Booth y Brennan… y gracias a… la “traición” de Wendell.

La primera carga de profundidad la lanza Booth cuando Cam les cuenta que Wendell ha identificado la partícula como una escama de serpiente pitón, “Hodgins hubiera disfrutado con eso”, dice. Cam confiesa que lo ha enviado a casa. Tenía que hacerlo. Y entonces Booth, como si tuviera cerebro y no sólo corazón le explica lo equivocada que está. Sobre lo que le ocurrió, Hodgins no tuvo ninguna opción, pero ahora sí, ahora Cam debe dejar que él decida cómo va a ser su recuperación.

Y entonces descubrimos la verdadera razón del actuar de Cam. El miedo. La culpabilidad. No podría perdonarse que le llegara a suceder algo más serio.


— Pero, ya sabes, por lo menos debería tener la opción. El trabajo le podría dar esperanza —insiste Booth.
Y aunque Brennan sigue sin entender en que puede beneficiarle el optimismo, cuando al día siguiente se entera por Angela de que Hodgins no es feliz su cerebro encuentra razones para dar satisfacción al corazón.  El mito griego de Escila y Caribdis ayuda. Y le explica cómo Ulises para salvar su nave de los monstruos marinos calculó los riesgos y eligió el menor de los males, perder unos pocos hombres con el fin de salvar la nave.


Angela lo entiende— Lo que me estás diciendo es que en la vida no hay una sola opción correcta, ¿es eso?
Y es eso. Será eso.

LOS MALOS NO ERAN TAN MALOS,
Y LOS BUENOS… A VECES SE EQUIVOCAN


En el FBI encuentran al DJ con el que se fue del bar Andrea la noche de su muerte, tiene un golpe en la cara. Y sí, se lo hizo Andrea, estaban teniendo sexo fuerte, pero cuando le rompió la cadena, se enfadó y le golpeó. No la mató, ella se fue sola de su casa y él tiene coartada pasó la noche en un bar. Pero no todo ha sido en balde, el jefe de Andrea vive cerca de su casa, Andrea pudo acudir a él.

Cuando Brennan y Wendell encuentran que las heridas de los huesos se podrían haberse producido por chocar contra un contenedor de basura como el que hay debajo de la ventana de Pollock, las cosas se ponen feas para él, pero es abogado, y  cuando Booth le muestra las pruebas que tienen se queda impertérrito, son circunstanciales. Brennan necesitará encontrar una prueba material de que Andrea estuvo en su casa esa noche para detenerlo.



Pero eso es lo que hace, lo que hace Booth, atrapar a los chicos malos que se creen a salvo y por supuesto al final lo atrapan, la culpable una copa de vino y un te quiero que Andrea no quiso aceptar, un golpe, una pelea y un salto del ángel por el balcón. Con la ayuda inestimable de Wendell que identifica el vino en el espectrómetro de masas, en realidad Hodgins, que  por su mediación ha estado trabajando en la investigación.  


Y no, con atrapar al malo no acaba el episodio, porque en The Death in the Defense lo importante es el equipo y el camino que recorre cada uno de los personajes hasta la aceptación de la nueva situación del doctor Hodgins. Y aún nos queda por ver la rendición de las damas. La primera Angela.


¿Por qué me quieres? —le pregunta Hodgins.— Por muchas razones, eres apasionado, de mente abierta, inteligente —le responde.
Pues todas esas cosas lo soy gracias a mi trabajo en el laboratorio —le explica—Y sin eso no sé cómo ser el hombre del que te enamoraste.

Razón convincente, sin duda. Pero no es solo ella la que reconoce el error de su corazón temeroso, también Cam, quien le confiesa su miedo y su culpabilidad, si no le hubiera dejado trabajar después del estallido de la bomba nada malo le habría pasado. Pero Hodgins tiene la respuesta, fue su elección. Y lo es ahora. Hodgins volverá al laboratorio.

EL CORAZÓN Y LOS HUESOS


En su casa, Brennan le cuenta a Booth que Hodgins volverá al laboratorio, pero no puede evitar estar preocupada, por él y por Angela. Booth le pide que tenga un poquito de fe, ella insiste en que sólo reconoce la certidumbre de la ciencia aunque en este caso la pone triste. Booth la abraza tranquilizándola:


 “¿Alguna vez imaginaste que tendrías un maravilloso marido y tres hermosos hijos que te aman?, le pregunta.
Brennan reconoce que fue un inesperado giro de los acontecimientos. Y Booth insiste, todo es posible, Angela y Hodgins se aman y saldrán adelante”. 

Brennan se fija en un dibujo de Christine, un esqueleto con corazón. Y entonces en un verdadero e inesperado giro en su pensamiento le dice a Booth:
 “Ojalá que cuando crezca tenga la misma fe que tú.”

¿Cómo es posible que Brennan reconozca la gratificación de la fe ante lo incierto de la vida? Al final The Life in the Light (10.21), la vimos aceptarla en su relación con Booth, porque su vida con él adquiría sentido; porque la había transformado de loba solitaria en, como ahora le dice, madre de tres hijos. Pero al desearle a su hija, esa hija que es capaz de ver el corazón en el esqueleto la fe de su padre, el personaje de Brennan da un paso más, está reconociendo que su ciencia, su racionalidad no son suficientes para la felicidad, algo que antes nunca había hecho. 



Aunque siempre quedará un rescoldo de la vieja Brennan y quiera corregir la obra de arte de su hija. Por supuesto Booth no se lo consentirá.

Y EL VUELO DE LA ESPERANZA



Antiguamente pintaban a la esperanza con alas, porque cuando intentas asirte a ella emprende el vuelo, y eso sucede con las esperanzas del doctor Hodgins, una simple llamada de teléfono de su doctora las echa a volar. Sus terminaciones nerviosas no sólo no se han regenerado sino que muestran signos de atrofia. Hodgins, incrédulo, insiste en que podrían aún regenerarse, sin embargo lo doctora es contundente “en su opinión, no”

Cuando Angela le pregunta por lo que le dijo, le miente: “Todo estaba genial”. Su rostro, en cambio, dice otra cosa. El doctor Hodgins ha comenzado a recorrer en secreto su particular camino de amargura. Y Angela también, aunque aún no lo sabe.



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