miércoles, 29 de julio de 2015

The 200th in the 10th, un vestuario de película


Una de las más agradables sorpresas que la Décima de Bones nos ha proporcionado han sido los seis primeros minutos del episodio “The 200th in the 10th”. Inolvidables y no sólo por lo que tan brillantemente cuentan sino también por la glamurosa presentación que de Emily Deschanel y David Boreanaz nos hacen. Las imágenes de la llegada de la pareja al “estreno” de “Bones”, la película, quedarán como icónicas de la serie.


Acostumbrados al sempiterno blazer y a la bata de laboratorio que luce la doctora Temperance Brennan, una mujer que da poquísima importancia a su apariencia física y nada fashionista, verla descender de la limusina como Emily Deschanel, radiante, bellísima, con un sofisticado vestido de brocado plateado ceñido al talle, fue una agradable sorpresa. Que David Boreanaz, el director del episodio, dejase que la cámara, gozosa, se recrease en ella, volviendo una y otra vez al profundo, profundísimo escote del vestido, fue un rendido homenaje a la compañera de tantos años.



Su outfit elegante, atento a la moda “del momento” en la alfombras roja que resaltaba la belleza clásica de la actriz, su mirada de aguamarina. La  peluquería, la media melena de ondas sueltas, el maquillaje, el rojo de los labios y sobre todo el vestido de coctel plateado de cintura estrecha y falda de vuelo, el collar y los pendientes de oro y diamantes, y los glamurosos guantes largos negros (tipo Gilda) eran los que correspondían a una  gran estrella que en 1954 asistía al estrenó en el Teatro Chino Grauman del  6925 de Hollywood Boulevard de una de sus películas.
  


Y una película es en realidad The 200th in the 10th, un thriller de corte hichtcokiano escrito y producido por Stephen Nathan, en la que Booth, un ladrón de joyas (interpretado por el líder de los actores de Hollywood David Boreanaz), se ve involucrado en la muerte de una dama de la alta sociedad y ayuda a la joven policía, Temperance Brennan (interpretada por la hermosa e inteligente Emily Deschanel) a descubrir al verdadero asesino y de paso a sentar las bases para una nueva ciencia forense “la antropología forense”.



Una película que levantó olas de entusiasmo entre los millones de fans de la serie, pero que al final ni la audiencia general ni las críticas especializadas respondieron a la expectación esperada. Y por supuesto a la hora de los premios Bones, la serie y también la excepcional película, han sido una vez más ninguneada. Ni la música, un misterioso, romántico e insinuante score compuesto por Sean Callery, Jamie Forsyth y Julia Newmann con el que rindiendo homenaje a la música de Bernard Herrmann, el compositor preferido de Alfred Hichtcok; ni por supuesta la brillante y vigorosa dirección de David Boreanaz; ni la fotografía en cinemascope, ni el vestuario que conseguían darle la forma, la textura y la apariencia de un película de suspense de los años cincuenta han han sido nominados para los Emmys.

EL VESTUARIO DEL 200TH


La encargada del vestuario de Bones desde 2013 es RobinLewis West. Para The 200 th in the 10th la señora Robin Lewis West no diseñó los vestidos sino que los buscó y compró en tiendas de ropa vintage de aquí y de acullá. Diseñados o comprados lo cierto es que en el episodio el vestuario lució como nunca, correspondiéndose con la moda de la época en que sucedían los hechos. Una moda instaurada por la “revolución” en el vestir que supuso la aparición del diseñador francés Christian Dior.

DIOR Y LA MODA EN LOS AÑOS CINCUENTA




El paradigma de la moda femenina de los años cincuenta lo fijó en 1947 el por entonces poco conocido modisto francés Christian Dior, quien en su primera colección “Corola” definió lo que se llamó el “New Look”. New Look que se basó en devolver el esplendor al cuerpo de las mujeres,  con  vestidos sofisticados, chaquetas entalladas y faldas de amplio vuelo y a media pierna que resaltaban los hombros torneados, el pecho, la cintura fina, sus curvas en definitiva haciéndola más hermosa. Todo ello complementado con sujetadores armados que realzaban el busto, fajas que ceñían la demasía de las curvas, enaguas que las hacían parecer que bailaban cuando caminaban.

Un estilo elegante que de inmediato conquistó la calle y el cine por lo elegante y sofisticado que resultaba.


La chaqueta entallada de crepe de seda con vueltas de brocado en la solapa y en los puños de las mangas y la falda negra que luce Temperance Brennan en la última parte del episodio parece una copia adaptada para una mujer trabajadora del clásico modelo Bar de Dior.


La versión juvenil del New Look es sin duda el modelo pin-up que a añadía a la sensualidad de las formas, los vestidos de grandes estampados, las rebecas “cardigans” de colegialas, las bailarinas y el collar de perlas de una vuelta. La doncella asesina que interpreta Tamara Taylor exhibe ese look al que dota de misterio el pañuelo de gasa atado al cuello por detrás (estilo que le costó la vida a nada menos que la bailarina Isadora Duncam) con el que cubre la cabeza.
El VESTUARIO EN EL CINE DE LOS AÑOS CINCUENTA


El vestuario en el cine es una herramienta que contribuye a hacer creíble la historia que cuenta la película. No es algo baladí, sino que sirve para ayudar a comprender el carácter de los personajes, sus aspiraciones y sus deseos. En 1954 la reina del vestuario de Hollywood era Edith Head (desde que comenzó en 1925 hasta 1982 en que trabajó en su última película “Cliente muerto no paga”, en su ficha del IMDB se acreditan 442 trabajos). Ese año ganaría su cuarto Oscar por los diseños de Sabrina de Billy Wilder protagonizada por Audrey Hepburn.

La señora Head obtuvo siete Oscars más por: La heredera (1949), Eva al desnudo (1950), Un lugar en el sol (1951), Vacaciones en Roma (1953),  la ya mencionada Sabrina (1954), Los milagros de la vida (1960) El golpe (1973). Y diseñó el vestuario de actrices tan icónicas como como Mae West,  Bette Davis, Ingrid BergmanKim Novak, Elizabeth Taylor y Grace Kelly.
En 1954 diseñó los vestidos de “La Ventana Indiscreta” y fiel colaboradora de Alfred Hichtcok al año siguiente, 1955, los de “Atrapa un Ladrón”, películas protagonizadas por Grace Kelly, para quien la señora Head diseñó, siguiendo las órdenes del director, un sofisticado y espléndido vestuario, del que son muestra el de ceñido corpiño negro y falda blanca de vuelo y el glamuroso vestido de tul azul que hacía parecer a la luego princesa de Mónaco la misma Venus recién salida del mar.

LOS MODELOS DE BONES “LA PELÍCULA”
El vestuario de una película no sólo debe definir al personaje sino también contarnos su cotidianidad. Las protagonistas de “La Ventana indiscreta” Lisa Carol y de “Atrapa un LadrónFrances Stevens, son mujeres sofisticadas y… con dinero, Lisa es una periodista de una revista de modas y Frances la heredera de una millonaria americana, no necesitan  trabajar para vivir, pueden dedicar sus días a sus a derrochar sensualidad, y glamour, a jugar con los hombres.
 
No sucede lo mismo con las mujeres de Bones, la película. Temperance Brennan es una aspirante a detective del Departamento de Policía de Los Ángeles, Angela Montenegro es una taquimecanógrafa con aspiraciones y la doncella asesina, es eso una doncella. Su vestuario se debe corresponderse con esa cotidianidad de mujeres trabajadoras, no caben diseños glamurosos ni sensuales sino vestidos de algodón “a la moda” que cualquier mujer de la calle luciría. Y esa es la imagen que Robin Lewis West nos ofrece de ellas.


Seleey Booth es un ladrón, un Robin Hood que roba a los malos para ayudar a los buenos, un dandy ciertamente sofisticado y un punto extravagante, que viste trajes de caballero; el doctor Hodgins, es el doctor Hodgins que conocemos salvo con manguitos y tupé de genio loco y Aubrey un gigolo a quien no le podría ocurrir otra cosa más que alguien le clave un cuchillo en la espalda.
LOS MODELOS DE TEMPERANCE BRENNAN
Seis modelos diferentes, sin contar la bata de boatiné verde y el uniforme de policía, luce Temperance Brennan en Bones, la película. Todos nos dicen que estamos ante una mujer fuerte que tiene opiniones propias, sabe lo que quiere y como conseguirlo.


La presentación de Temperance Brennan conduciendo el descapotable, con el pañuelo de Hermes cubriéndole la cabeza y esa elegantísima gabardina beis con vuelo, ceñida a la cintura con cinturón es en mi opinión romántica y sofisticada. Lo que no deja el director de aprovechar para, con unas expresionistas imágenes, mostrarnos la belleza clásica de Emily Deschanel que algunos han comparado a la de Grace Kelly.



Pero Temperance Brennan no es sólo una aspirante a detective, es una mujer inteligente, muy inteligente que segura de cuál es su lugar en el mundo lucha para demostrar a los “machistas” miembros del Departamento que ella no sólo sabe lo que se hace sino que tiene la inteligencia, la visión para conseguir que avance la ciencia criminalística.


  Y eso, eso se demuestra claramente con el severo y precioso vestido azul marino abierto por delante con solapas y cinturón rojo. Temperance Brennan es una mujer decidida que sabe lo que quiere…


 …y está dispuesta a hacer lo que sea necesario para conseguirlo. Eso se deduce de la exuberancia que derrocha el modelo de seda negro con bordados en hilo de oro que luce en su visita al Velvet Fox Club. Había que conseguir la información y aunque Mark Twain decía que “La ropa hace al hombre. La gente desnuda tiene poca o nula influencia en la sociedad”, nada decía de las mujeres y sus escotes. Lástima que el guion no acompañara y el vestido no se luciera en la pista de baile.


 El más elegante a mi entender es el sobrio traje de chaqueta negra entallada y la falda de medio vuelo, un traje de fondo de armario para cualquier mujer y época.


Y el menos… precisamente el vestido de algodón plisado como túnica de nazareno y el sobretodo de rayas arco iris que semeja una funda de colchón de la última escena, un look poco romántico al que salva el collar de tres vueltas de perlas negras, el recogido del pelo y los sofisticadísimos pendientes negros con brillantes.
LOS MODELOS DE ANGELA MONTENEGRO
 
Angela es Angela, la misma mujer divertida, directa, soñadora, amiga de su amiga. Una mujer trabajadora pero a la que el puesto de taquimeca se le queda pequeño. Ella vale para mucho más que eso, es una artista, una joven decidida, nos lo dicen esos guantes color coral, preciosos, el bolso imposible, dispuesta siempre para echar el ojo a un hombre con posibilidades de redención, si es malo mucho mejor. Es inteligente, muy inteligente y sabe jugar muy bien sus cartas, cuando se encuentra con el genio alelado del doctor Hodgins ya no es la mujer salvaje dispuesta a todo, sino una señorita elegante y un tanto sofisticada con lazo.



LOS TRAJES DE SEELEY BOOTH


Sin palabras, sin palabras  se queda una al contemplar la colección de trajes, chaquetas, blazer, corbatas, ascot y pantalones que luce en el episodio el ladrón de guante blanco Seeley Booth. Y no se deben a la intervención de la señora Robin Lewis West. El actor David Boreanaz, goza del privilegio de la estrella y dispone de asistente personal de vestuario, desde 2010 ese puesto lo ha ocupado RobertBolger quien ha sido el encargado de seleccionar los trajes que el actor luce en The 200th in the 10th.


Cuando lo conocemos es un hombre en un descapotable deportivo con una misión, no sabemos cuál es sólo que tal vez necesite ser sólo una sombra más en la noche, el polo negro, abrochado hasta el último botón, unos chinos y unos silenciosos zapatos de gamuza, mejor no mirar los precios. Luego, cuando conoce a Temperance ya no es sólo un hombre boquiabierto ante su belleza en un tejado, es un ladrón de joyas.

Sin embargo, cuando Temperance conoce a Seeley con una botella de Martini, seco, y un vaso mezclador en la mano, ya lo sabemos a qué a tenernos. ¿Quién es este hombre que viste como un gran señor? Si es un ladrón poca duda queda de que terminará robándole el corazón. ¿Y a quién no, vistiendo como viste una elegantísima americana de piel de camello? Este Seeley no puede ser sólo un ladrón de guante blanco, es un dandy, un bon vivant, Gary Grant resucitado.



Y tal vez no nos guste demasiado el hombre del impecable traje gris de lana fría hecho a medida, el traje ejecutivo que todo hombre debe tener en su armario, el que lleva es de corte americano, con una sola hilera de botones, solapas en forma de uve, una abertura en la espalda y el corte recto. Y da lo mismo quién sea el diseñador o el sastre que lo hizo, es el cuerpo que lo viste el que le da la prestancia. Aunque  a pesar del traje y la corbata de seda aún no nos tomamos en serio a este Seeley Booth, hasta que… hasta que le vemos echar un fajo de billetes en el sombrero de un músico callejero. Entonces, nosotros y Temperance ya casi le amamos. 
  


 Pero aún necesitábamos verlo vestido de esmoquin bailando samba. Y no, no es un esmoquin cualquiera, es un esmoquin de tres piezas azul medianoche con vueltas de raso negras que popularizara el duque de Windsor, un color un tanto en desuso pero que a Seeley Booth en el Velvet Club le convierte en el rey del baile. La pajarita y la camisa con la pechera de alforzas son complementos indispensables del look de un hombre divertido y elegante.



No hay porque repetirse, los trajes ejecutivos le sientan bien a Seeley Booth, ya sean azules y le persigan por asesinos o gris antracita y consiga salvar a la chica en el último minuto y volar hacia la puesta de sol. 



Pero aún no estaba acabado, aún nos quedarían dos modelos más para admirarnos. Hay pocos hombres capaces de lucir con aplomo el look con el que Seeley Booth recibe a la nueva jefa del departamento de policía forense de la policía de Los Angeles.

Él lo hace con una americana de tweed con grandes cuadros de pata de gallo beis. Una chaqueta, una americana así, según los entendidos sólo se puede llevar con una camisa rosa pálido y unos pantalones negros. Y así la luce él. Como complemento del dandy, qué menos que un pañuelo al cuello, un ascot, tan inglés, de seda azul con topos amarillos. 



Y si hemos de hablar de ternos impecables, la chaqueta azul de cachemira de la última escena es de las que cortan el aliento, otra vez el hombre se viste informal, discreto pero elegante, camisa azul clara como corresponde, de nuevo el ascot al cuello, ahora rojo y pantalón negro. Y lo siento por Temperance, pero es verdad que el look de Seeley es mucho más impresionante que el suyo de nazareno.


Tal vez por ello, para hacerle finalmente justicia, Temperance se rinde, le echa las manos al cuello y le besa.



PP. En esta página: http://www.spylight.com/shows/bones/episodes/bones-season10-episode10?active_page=outfits&outfit_page=2  encontraréis información sobre modelos parecidos a los que el elenco de Bones luce en el episodio The 200th in the 10th, con su lista de precios, no os asustéis...

lunes, 27 de julio de 2015

Bones. The Verdict in the Story (3.13)


Por Consuelo Fernández Zamora.

"Conocí Bones de casualidad de la manera más tonta. Haciendo zapping, y conecté con un episodio que empezaba en ese momento. Yo una entusiasta el cine negro y aventuras me captó me mostraban algo distinto. De lo primero que recuerdo, es lo que me fascinó el rostro de Emily.


Tenía una cara con un mentón para mí demasiado cuadrado, como  masculino unos ojos preciosos y una belleza exótica. Al protagonista masculino no le conocía (el género de vampiros no era lo mío) pero me pareció una pareja muy atractiva. Conecté enseguida con la serie, sin ser romántica ni cómica, más bien un poco gore. Tenía ese punto de generosidad y de grandeza que la ha puesto donde ahora está. Todos los capítulos son buenos pero mi mención será para:

El veredicto en la historia 

Siendo una de las pocas temporadas cortas de Bones, (15 capítulos) ya hacia la recta final nos dieron este magnífico capítulo.



Como siempre comienza con la pareja llegando al escenario del crimen, pero esta vez algo hará que no lo resuelvan. Esta vez vamos a un juicio. Caroline irrumpe en el escenario del crimen, de momento no pueden seguir siendo compañeros.


Sus quejas nos hacen ver lo bien que están juntos. Pero el sistema tiene normas, y Booth detuvo al padre de Brennan y deben permanecer separados.



No les hace muy felices, Brennan es una mujer muy racional y muy compartimentada (o ese cree ella). 


Se reúnen con Sweets se quejan por su separación profesional, el doctor empieza a hacerle ver que tiene una oportunidad de oro para que sienta la situación.


Ella se pone a la defensiva, “Estoy bien”, Sweets le contesta que si así fuera, estaría acurrucada en una esquina semicatatónica, ella se dirige a Booth si está de acuerdo  con lo que dice el doctor. Él contesta que sí, y Sweets le dice unas palabras maravillosas.

“Es importante que sepa que cuanto más, fría y más objetiva pueda parecer hacia el exterior más dolor siente por dentro”.

Conocemos a Clark un joven brillante, pero su padre sabe que la mejor es ella.



Hacen las presentaciones y Max deja ver como prefiere a Zack (el chico ese de ojos de plato y cabeza en forma de melón) así lo define Max.



Pero Clark se defiende, se ha peleado, ha hecho el amor le han roto y ha roto el corazón a alguien, e incluso se afeita. Una escena desengrasante y fresca, para lo que vemos después. Los dejan solos después de las presentaciones, es necesaria esta escena porque nos mostrara el camino del capítulo. En este caso Brennan, tendrá que ser solamente una hija. No podrá estar en el caso. Sentados  uno enfrente del otro se hacen concesiones.


Ella le regala una corbata para transmitir serenidad al jurado, Max está un poco desesperado sabe a lo que se enfrenta. Brennan ve en los ojos de Max la preocupación, y le dice que no puede impedir lo que pasa. El Jeffersonian presentara los cargos, son el sistema y deben hacerlo. Que son sus amigos de eso no tenemos ninguna duda, pero están haciendo su trabajo.



Max que la conoce muy bien sabe del sufrimiento de ella, sus ojos la delatan. La mira como sólo alguien que te quiere te puede mirar, y sus palabras la dejan por primera vez indefensa. “Yo sé que me quieres lo veo aunque nadie más pueda verlo”. 

Y una Brennan como una niña chica que acaba de encontrar algo perdido y muy querido, se deja coger de las  manos por su padre lo necesita.


Añadir leyenda
Todo el Jeffersonian tendrá que aportar las pruebas, algo duro para ellos. Todos menos Angela expondrán los hechos pero no testificará, la amistad de ella con Brennan está por encima de todo. 



Cuando Caroline reúne al grupo para darle instrucciones todos entienden que tienen que mantenerse en el sistema, pero Angela sabe que su amistad con Brennan está por encima de todo y se niega a testificar.


Comienza el juicio la exposición de todas las pruebas, las pruebas se van exponiendo, Booth y Brennan van comentando lo expuesto. Caroline es muy buena en su trabajo, está convenciendo al jurado. 



Llaman a testificar a Angela, ella se niega el juez la manda al calabozo por desacato. Brennan le pide que declare pero ella, no piensa hacerlo en este caso todos se equivocan, es lo que piensa y no testificara. 



El juez esta hartó de ver a Booth y Brennan discutir las pruebas, les recrimina su actitud y los separa, las protestas de  ellos pondrá un aporte cómico.



Durante un receso están tomando un café, y Sweets se acercara a ellos. Para ver como están, a Booth le hace gracia. Pero Brennan no quiere que una pareja se convierta en un trío. 



A partir de ese momento ya será parte de la familia, hará perfiles y terapia con nuestra pareja.

Sweets en su declaración expone por qué quizá Max mató al subdirector del FBI, si piensa que su familia está en peligro claro que podría matar, y por primera vez vemos Brennan darse cuenta del amor de su padre por ella. Se entregó por estar con ella y lo haría con tal de no volver a perderla. 



Clark es bueno en su trabajo y encuentra un fallo en el arma. Siembra dudas sobre el arma y el juez se pronuncia. Si no se encuentra el arma Max Kennan marchará libre a su casa. Brennan sonríe aliviada ante la posibilidad de que su padre  salga absuelto.



Asistimos a una gran escena con Angela en la celda, Brennan le pide que testifique o no saldrá de allí, pero Angela sabe que eso a la larga hace que una amistad se rompa y la suya es sincera. Le contesta “Una amiga no manda al padre de su mejor amiga a la silla eléctrica”. Brennan le pregunta qué ha hecho para tener una amiga así.



Booth irá con una orden para registrar la casa de Brennan, y claro  el momento es muy tenso para ellos. 



Mantienen una conversación en la que le confiesa que la posibilidad de liberar a su padre le ha gustado.



Booth le explica que está bien pero ellos saben que es culpable, pero no de qué manera, no a sangre fría, qué está bien dejarse llevar por el corazón, que ahora no es la científica es una hija: “Cerebro y corazón Brennan, cerebro y corazón”. Zack encuentra el arma rompiendo así tan bonita imagen.


Seguimos en la cárcel todo está en contra de Max, Brennan piensa que su equipo es el mejor, Russ le reprocha su actitud. Brennan comprende entonces que su padre se entregó para estar con ella y no perderla para siempre. Y tiene una revelación, venderle al jurado un chivo espiratorio. 



Llama a Booth quiere sembrar una duda razonable. Él está reacio, pero ella le dice que eso siempre lo habla con él. Él haría por ella lo que fuera, menos cometer perjurio pues  esta por ella hasta la médula.



"Si la verdad no se puede demostrar sigue siendo la verdad." No se puede establecer un culpable podría ser cualquiera.





Hacen un trabajo impecable haciendo que el jurado pueda llegar a pensar que podía haber sido Booth, quizá Brennan aunque Booth es reacio a confirmarlo eso es mucho corazón repite. Tiene que ceder ante la posibilidad.



Brennan está fuera la tensión es muy fuerte, en ese momento aparece Booth y en las escaleras se funden en un abrazo, donde toda la tensión sufrida se descarga.
Van saliendo todos del juzgado uno a uno, y cuando sale Max apretando los puños buscando a su hija, vuelve la cámara y vemos una gran escena. 



Sweets le pregunta a Caroline si lo procesarán a lo que  responde  “Tienes que volver a estudiar chico esa es una gran mujer”. El abrazo de Max y Brennan es discretamente seguido por la mirada de Booth que a su vez cruza la mirada con Brennan.




El baja por las escaleras, pero previamente nos han dejado ver, que todos están de acuerdo con el veredicto.