lunes, 18 de mayo de 2015

Bones. Reseña The Murder in the Middle East (10.19) "Mala apuesta"


Es lo que tiene ser un adicto, siempre se termina en manos de desalmados.

Doy por hecho que si lees esta reseña es porque has visto el episodio. Si no es así, si aún no lo has hecho, por favor, no sigas. Avisado quedas si lo que cuento aquí te hiela el corazón.

The Murder in the Middle East, un episodio interesante  y polémico que comienza en silencio, con un encapuchado tirando a un hombre por unas suntuosas escaleras; cuando el cuerpo desmadejado choca contra el suelo y un charco de sangre se extiende por la alfombra, se oyen los ladridos apagados de un perro.



En el hogar de los Booth-Brennan, Booth está al teléfono, habla con su corredor de apuestas, su deuda asciende a quince mil dólares, pero no parece preocuparle mucho. Al acercársele Brennan cuelga. Cuando le pregunta con quién hablaba, Booth le miente. Y luego, con una hipocresía hasta ahora desconocida en el personaje, ladinamente inicia una conversación sobre las posibilidades medicas de recuperación de un jugador de béisbol de una concreta lesión,  inocente Brennan se lo explica, y él satisfecho la jalea “Que suerte tengo de vivir con un genio”. Cuando se va a buscar a Christine, Booth aprovecha el momento llama y hace su apuesta.

En el Jeffersonian Cam habla por teléfono con Arastoo, al parecer su hermano ha experimentado una gran mejoría, regresará en una semana a casa. Mientras hablan se percata de que unos hombres mal encarados le siguen; intenta darles esquinazo, parece que va a conseguirlo… y sin embargo de que se da cuenta una capucha le cubre la cabeza y varios individuos le introducen a la fuerza en un coche. Cam, desde el Jeffersonian, asiste inerme, asustada a los acontecimientos y de inmediato, sin cortar la llamada manda llamar al equipo.



Cuando Booth y Brennan llegan ella ya lo ha decidido, se marcha a Irán, Arastoo puede estar muerto. Brennan, quien tiene contactos con antropólogos, quien habla el farsi la acompañará, dice. Booth le recuerda que está embarazada, será él, fin de la discusión, quien la acompañe. Y llamando a su amigo Dani, el de la CIA le cobra los favores debidos, tiene que conseguirles de inmediato la entrada en un país tan problemático para un norteamericano.

Y a partir de aquí para todo lo que suceda en “Irán”, en ese hipotético Irán, habrá que dejar en suspenso nuestra incredulidad más allá de lo que es ordinario en cualquier episodio de Bones, porque la mirada  que sobre la realidad política y cultural nos ofrecen, es la que mejor se acomoda a la trama del guion.

Arastoo descubre y nosotros con él que ha sido secuestrado por Majid Namazi, un influyente miembro del Parlamento iraní y lo ha hecho por sus conocimientos en antropología forense. Tiene una oferta que hacerle, examinar unos restos humanos y determinar la causa de su muerte, después quedará libre. Si se niega, le recuerda que en 1997 escribió un poema sobre la democracia con el que cometió un delito contra la seguridad del estado, reactivará el expediente  y terminará en la cárcel.

Arastoo cede y girando alrededor de los restos va desgranando sus características físicas, el hombre murió al caer por unas escaleras, fue mordisqueado por un mamífero de tamaño mediano, tenía entre 25 y 30 años, para deducir por una anomalía genética que el cadáver es el hijo de su secuestrador. Namazi lo reconoce, lo que  quiere es que le ayude a corregir  el error que las autoridades han cometido al determinar  que la muerte de su hijo fue un accidente, que borracho se cayó por las escaleras. Su hijo no bebía, su hijo era un buen musulmán.


Y esta es en mi opinión la principal razón de ser de la trama de la investigación del asesinato de Darius Namazi, servir de coartada y espejo de reflexión de lo que sucede a Booth y a Brennan. Y no precisamente porque la relación amorosa entre Cam y Arastoo se afiance y la de ellos dos se derrumbe, sino porque nos muestra el dilema de un padre que amando profundamente a su hijo es capaz de renunciar a hacerle justicia al descubrir la verdad sobre él, al descubrir que no era el hombre que él quería que fuese, el que él creía que era. Porque Darius Namazi resultó ser un borracho fornicador, un reformista que luchaba por los derechos de la mujer iraní, por la libertad de prensa. En su decepción, el padre llega a decir que se merecía su muerte indigna, borracho y medio comidos sus restos por un perro, un animal impuro. Y es entonces cuando Booth pronuncia una de las frases clave de este episodio, una que repite en esencia la que le dijo a Brennan en The Baker in the Bits:sólo Dios juzga, nosotros sólo somos instrumento de su compasión y de su misericordia”.

Al final con la colaboración del equipo completo del Jeffersonian se descubre que equivocado o no en su vida, Darius murió cuando intentaba hacer lo correcto, cuando iba a desenmascarar a un corrupto que viviendo en la apariencia de un buen musulmán incumplía los preceptos del profeta. Pero con ser interesante y llevada con ritmo y tensión la investigación del crimen, olvidados los rostros patibularios de todos los iraníes que aparecen en la misma, lo importante, lo verdaderamente importante estaba sucediendo a nueve mil quilómetros de Teherán, en la puerta de la casa de Booth y Brennan.



Porque mientras Booth arriesgaba su vida por hacer justicia a una víctima, ponía en “peligro”  a su mujer y su hija. La información que Brennan le proporcionó sobre la posibilidad de recuperación del lanzador de béisbol la utilizó para hacer una apuesta de doble o nada y perdió. Su deuda asciende ya a treinta mil dólares y en su casa, para cobrarla, se presenta un corredor de apuestas de fría sonrisa y agradable presencia. Christine, le abre la puerta, cuando ha oído llamar ha salido corriendo esperanzada, “creía que quien llamaba era mi papá” le dice a Jimmy KosinsKy. Y cuando Christine entra en la casa. Brennan descubre el secreto de Booth, su ruindad y su mentira. No hay factura que sustente la deuda, sólo responsabilidad si no se paga. Y como un vendedor cualquiera, antes de largarse, Jimmy le entrega su tarjeta. Para que sepa donde llamarle.



Brennan lleva a Christine a casa de Max para apartarla del peligro y a pesar de que su actitud llama la atención de Angela y Hodgins les oculta sucedido. Sin embargo se lo cuenta a Aubrey. Y Aubrey, sin juzgar a Booth, hace suyo de inmediato el problema porque “si puedo ayudar también es mi problema”.  Y es en la sala de interrogatorios donde hipotéticamente el corredor concreta sus amenazas. Jimmy no amenaza a Brennan, Jimmy amenaza directamente a Booth, con hacer público su vicio, con destrozar su carrera. Al final Brennan le da a Aubrey el dinero de la deuda. Justo cuando ve por la ventana regresar a Booth está hablando por teléfono con él; en media hora ha quedado con el corredor para saldarla.
  


Y Booth abre la puerta contento por estar de nuevo en casa, por volver a ver a su mujer y a su hija. Y pregunta por Christine, ¿está durmiendo? Brennan no lo sabe, quiere decir que está en casa de Max; y Booth, el viejo Booth, se alegra, así tendrán un poco de tiempo para ellos solos, en sus ojos brillan promesas. 


Y entonces Brennan dice: "Para". Y alejándose le dice lo orgullosa que está de él, de que ayudara a Cam y Arastoo, de su valentía enfrentándose a las autoridades del país.


Y cuando Booth que ya sospecha que algo raro le sucede le pregunta si está bien, ella con los brazos cruzados, protegiéndose instintivamente le responde que no  y le habla de la conversación sobre el béisbol, necesita saber por qué le hizo la pregunta sobre la lesión. Y Booth al que de repente se le han acabado las intuiciones se escabulle, “era una simple conversación”.



Ella le pide que no le mienta, ¿Juegas? Le pregunta. "Necesito que me digas la verdad, porque sin la verdad, no tenemos nada,  dice.


Y Booth que mientras ella habla ha debido comprender que tiene un grave problema y traga saliva, responde, mirándole con los ojos muy abiertos.




No. No juego”. Consumando la traición. La de Booth a Brennan y la de Bones, la serie, a los fans.



Porque Brennan, fría y tranquilamente le cuenta la visita de Jimmy y el pago de su deuda. Booth, sorprendido sólo articula a preguntar “¿Jimmy, le pagaste a Jimmy?”



Pero  Brennan no admite preguntas. Necesito que te vayas, le dice.




Booth protesta, “No, no, lo siento, lo que sucedió fue sólo un error, sólo hice una apuesta, eso fue todo”. Le vuelve a mentir.



Brennan no se lo consiente. “No, no lo fue”. Y desesperada le grita “¿Por qué sigues mintiéndome?



No, no te miento”, miente Booth otra vez. “Mira Bones, déjame arreglarlo, por favor, lo siento.


 Estoy hecho un desastre, no pensaba, escucha, mírame, le suplica, lo siento. Te amo.”, dice.  


 Pero su suerte se acabó. “No te creo, Ya no”. Le responde Brennan.
  


Y apretando los labios pronuncia la palabra decisiva “Vete”.
  


Y Booth sin decir palabra, da media vuelta, coge su maletín y se va.







Fundido a negro.

Bien, lo que anunciaron los spoilers ha sucedido, la relación de Booth y Brennan se ha roto y no sé vosotros, pero yo, visto lo visto, en The Murder in the Middle East me siento engañada.

Con ser interesante, nunca me gustó la trama de la recaída en el juego de Booth, no le veía el beneficio a no ser que preparase la salida de David Boreanaz de la serie y se tratara de que lo hiciera con una nominación a los Emmy en la mano. Y desde luego nunca, nunca pensé que llegarían tan lejos, que destruirían la relación de la pareja. Una rotura inverosímil porque llega antes de que realmente nos hayan mostrado la adicción de Booth al juego, sin que hayamos visto sus ojos brillar expectantes por el resultado de una apuesta, su desesperación por una pérdida. 



Le vemos mentir, comportarse arteramente y sin embargo en Irán está centrado en su trabajo, ni por un momento le vemos ansioso por el resultado de una apuesta tan importante, ni siquiera cuando regresa a casa lo sabe, ni siquiera ha hablado con su corredor de apuestas. Todo eso el episodio lo oculta, igual que la serie nos ha ocultado en los dos episodios anteriores, centrados en Brennan, como la adicción ha ido destruyendo su personalidad, como se ha apoderado de él desde aquella primera apuesta de doscientos dólares a favor de los Capitols. Y ese ocultamiento consigue que la dura reacción de Brennan se sienta precipitada.

Hasta ahora, cada cierto tiempo, los productores daban una sacudida a la serie provocando la separación de Booth y Brennan. Trampas de tiempo, dolores pasajeros. Así sucedió en The Secret in the Siege (8.24) The Doctor in the Photo (6.09) o The Beginning in the End (5.22) o The Pain in the Heart (3.15). Pero en mi opinión, lo que han hecho, destrozar la confianza de Brennan en Booth, convertirlo en un ser odioso, manipulador, hipócrita y mentiroso, tal vez sea interesante, tal vez cree la tensión necesaria para el final de la temporada, pero no puede ser sólo un dolor pasajero, es tan terrible, que no se puede arreglar con dos sesiones de terapia y un beso. Pero tampoco, lo que le ha hecho Brennan a Booth  rechazando su amor, echándolo a la calle tal vez con la intención de que ante la pérdida tan grande recapacite, reconozca el problema y trabaje la solución. ¿Sólo? ¿Sin ayuda? Porque al rechazarle, Brennan renuncia a ser parte de la solución y niega su futuro como pareja, como la pareja que eran antes. Sin aliento me deja.
  



Y conozco, porque corre por Tuitter, la agria polémica entre fans, entre quienes dan la razón a Brennan por actuar como actuó y quienes piensan que debió de darle una oportunidad a Booth. Y para mí es una polémica injusta, motivada no tanto por las reacciones de los personajes como por la falta de explicación del porqué de su reacción.



Sin querer prender ningún fuego porque cada uno responde según su experiencia y su educación, sólo diré que mi experiencia me ha enseñado que el amor es algo más que deseo, que un orgasmo, que múltiples orgasmos. Que el amor es algo más que la verdad. Que el amor es compromiso o no es nada. Es unirse al otro para solventar los problemas de la vida juntos, caminar juntos atendiéndose el uno al otro en las necesidades.  Claro que puedo estar equivocada, después de todo soy una lobavieja. 



Y la pregunta que no dejo de hacerme desde que vi el episodio, la que nadie responderá hasta el fin de la temporada es:

¿Cuál es el beneficio, porque siempre hay un beneficio,  que obtienen los productores de Bones rompiendo la relación de Booth y Brennan?

No por cierto hacer más felices a los fans. ¿Preparar un gran cambio en la serie, un cambio de nivel que diría David Boreanaz? ¿Es por eso que la renovación para una temporada más viene acompañada del cambio de showrunner? Hart Hanson, el creador de la vieja Bones y su mano derecha, Stephen Nathan, la abandonan, ¿tal vez la dramedy que ellos llevaron al éxito ya no da más de sí? ¿Tal vez por eso, otros, con ideas nuevas, más acordes con los nuevos tiempos televisivos se hacen cargo de Bones?; ¿Tal vez la temporada que viene la relación entre Booth y Brennan ya no será relevante porque tienen previsto ofrecernos una Bones más “realista”, “más sucia”, tal vez con más tiros y más bombas? Jonahtan Collier uno de los nuevos showrunners es muy aficionado a  meterlas en los guiones.

No lo sé. Pero lo que para mí sería incomprensible es que volvieran a unirles en el último episodio y en la próxima temporada hicieran borrón y cuenta nueva como si nada hubiera pasado? Porque ha pasado ¿o no?

Sea como sea The Murder in the Middle East es un episodio que nunca creí que vería en Bones. Porque nunca creí posible que Bones, la serie chispeante, la comedia de enredo, la que contaba la más hermosa historia de amor de la televisión se convirtiera de repente, no se sabe bien con qué intención, en una serie de desolación y pérdida.  





Que alguien me despierte, por favor, que alguien se despierte de la pesadilla.

¿Qué será ahora de ella?



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