martes, 15 de julio de 2014

Finding Carter. Lazos de sangre o simplemente amor.


Es lo que tienen los veranos, siempre traen memoria de otros más calurosos, más nuevos. Recuerdo uno muy especial, uno en el que odié intensamente a mí madre, en el que recé para que un día llegara la policía y dijera que todo era un malentendido que me habían cambiado al nacer, que no pertenecía aquella familia. ¿Tópico? Sí, pero lo hacen a diario millones de adolescentes. 


Y a la protagonista de Finding Carter, la serie que estrenó el pasado 8 de julio en Estados Unidos la cadena MTV, le ocurre. Imaginaos por un momento que sois una adolescente atípica, que queréis a vuestra madre porque es la señora más enrollada del mundo, tipo Lorelai Gilmore. Una madre con la que compartir secretos, cazadoras, películas románticas y comida basura, del tipo gominolas con  ositos. Imaginaos que  de repente el FBI os secuestra y os entrega a una señora con cara de señorita Rottenmeyer con almorranas y pistola al cinto que pretende que la llames madre y a ser posible que le devuelvas todo el amor que sintió por ti en ausencia. Terrible ¿no?. Para salir corriendo ¿verdad?


Pues Carter Stevens, la adolescente que interpreta Kathryn Prescott (Skins), no lo hace, al menos en los dos primeros episodios, a pesar de que pasa de estar dando una vuelta en un carrusel con Max (Alex Saxon) su amigo con beneficios, a que dos agentes del FBI le digan que sus orejas no mienten, y las suyas son idénticas a las de Lyndon Wilson, una niña que fue secuestrada de la casa de su familia cuando tenía tres años. Un tema no muy origina,l por cierto, el de los niños secuestrados (sólo recordar la película The Deep End of the Ocean de Ulu Grosbard protagonizada por Michelle Pfeiffer, aunque en este caso el adolescente era un chico).


La creadora de Finding Carter es Emily Silver (Bones) quien presentó la idea a la ABC como una writing sample, aunque luego la ofreció a diversas cadenas. Fue la presidenta de MTV, Susanne Daniels  (Las chicas Gilmore, Divina de la Muerte) quien se decidió a adquirirla en un intento de dar a MTV un toque diferente añadiendo a su programación un drama. Un drama adolescente, claro. La encargada de hacer realidad su puesta en escena y showrunner de la serie no es otra que Terry Minsky, una mujer con una gran experiencia que perteneció a la sala de escritores de Sexo en Nueva York, quien reescribió el piloto. Emily Silver que tiene contrato como guionista de Bones no figura en el equipo de producción de Finding Carter según el IMDB.

Si la historia de Emily Silver es un caso de buena suerte lo de Carter Stevens es de mala, malísima. No sólo le arrebatan a su querida madre Lori Stevens (interpretada por Milena Govich)  I love you more se dicen continuamente entre ellas. No sólo pretenden cambiarle el nombre, sino que la llevan a vivir con una familia que está hecha pedazos, una familia a la que su desaparición destrozó. Su madre Elizabeth Wilson, interpretada por Cintya Watros, detective de la policía, ha dedicado su carrera a la búsqueda de la niña y odia, odia terriblemente a la mujer que se la arrebató y a la que quiere meter a toda costa entre rejas. Algo que Carter no entiende y es la fuente del continuo enfrentamiento entre ellas.


Los problemas del padre son de índole económica. David Wilson, un hombre comprensivo y paciente (respondiendo al estereotipo del padre), es un escritor con un solo libro de éxito. El que escribió sobre la búsqueda de Lyndon. Ahora su agente insiste que escriba otro sobre el reencuentro. Tal y como están las cosas no parece muy buena idea para ganarse la confianza de su hija, pero el dinero es demasiado goloso y las deudas demasiado acuciantes. A David Wilson lo interpreta Alexis Denisof (Buffy, Angel). Carter también se encuentra con dos hermanos. Taylor (Anne Jacoby Heron), su melliza, pero totalmente diferente; mojigata y buena chica a quien el reencuentro no le va a facilitar la existencia y un hermano, el pequeño Grant (Zac Pullam), el único que parece tener las cosas claras.


Y por supuesto en el episodio piloto, que tiene un gran ritmo, adoptan el punto de vista de Carter, es a ella a la que la vida le ha hecho la faena. La madre biológica no sólo no intenta comprenderla sino que la vigila. Menos mal que allí están los amigos, los nuevos y los viejos para apoyarla en su lucha contra la opresión. Todo vale. Pero se entiende, por ahora, MTV es una cadena de adolescentes y la protagonista absoluta es Carter. El dolor, la ira de la madre biológica se hacen parecer excesivos, enfermizos. Es la madre con su empecinamiento la que impide la integración de la familia.


Según dice Terry Minsky, la showrunner, lo que ella se plantea en Finding Carter es responder a las preguntas ¿por qué amamos a la gente? ¿Qué obligaciones crean los lazos de sangre? ¿Cuánto debe nuestra identidad al medio en el que crecemos? Preguntas trascendentes que en los dos primeros episodios ni siquiera se han esbozado. Esperemos que las hagan en los otros diez que quedan; aunque tal vez el éxito de Finding Carter no dependa precisamente de esas preguntas, sino de hacer las que los tópicos consideran sustancial a los adolescentes ¿cuánto alcohol aguanto antes de desmayarme?, ¿cuántas pastillas de Molly debo tomar, a cuantos chicos debo tener a mi retortero para sentirme feliz? Y estas si se han hecho en Bird, el segundo episodio.







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