sábado, 30 de noviembre de 2013

BONES: Esos "exquisitos cadáveres"



Más de doscientos en nueve años. Cada uno más “exquisito”, repugnante y asqueroso que el anterior. La seña de identidad de la serie elegida concienzudamente por su creador Hart Hanson: "We decided in Season 1 that one of our things, our hallmark, would be disgusting body finds at the top. Like, 'What the hell is that?' Y lo consiguen, vaya si lo consiguen semana tras semana, los minutos iniciales de cada episodio son los más asquerosos que mente humana podría imaginar.

Cleo Elier, la primera víctima.


"EL ASESINO EN SERIE" QUE BONES NO ATRAPARÁ
Stephen Nathan es el culpable de revolver el estómago a los espectadores, el asesino en serie menos buscado de la historia. Tiene sus razones, no le gustan los asesinatos. No le gustan. Para él no hay nada más terrible que el cadáver de un hombre recién asesinado. Tal vez por eso a los de Bones ya no los llora nadie. Sus restos, cuando aparecen sólo provocan un nostálgico recuerdo en quienes los conocieron, la mayoría de las veces ni siquiera eso, porque poco a poco, conforme han ido transcurriendo las temporadas hasta ellos han perdido su inocencia de víctimas. 


"I don't feel that ours are revolting in the same way -- like, I can't watch the 'Law and Orders' and 'CSIs' where it's real and they're people. It's revolting to me and I do close my eyes. But this, they're already dead for a long time." Dice Nathan, a él no le importa lo asquerosos que sean: "I don't mind eyeballs falling out, or things like that", no son reales. 



Y si los cadáveres son “exquisitos”, “humorísticas” son últimamente las circunstancias en que se les encuentra.  A Cleo Elier, la víctima del episodio Piloto, una becaria asesinada por el ayudante de un senador, en un estanque del cementerio de Arlington; a Tracy Leveque, una prostituta, víctima inocente del francotirador del episodio The Bullet in the Brain , en la bañera de su casa con la mitad del cuerpo deshecho en lejía y la otra mitad cubierta de carne.



De la desgraciada emigrante china de The Boneless Bride in the River cuyo cadáver, una carcasa vacía aparece en un cofre en medio de un río. A Cinderella in the Cardboard, la novia con los pies fríos prensada entre cartones. ¡Un milagro. La Virgen María!,  gritan unos cuantos latinos cuando contemplan la imagen que su sangre deja en el cartón, Booth se santigua. 




A Howard Compton, el científico de alimentos cuyos restos, procesados y enlatado son servidos a estudiantes en la cafetería de un instituto en el episodio emitido la semana pasada The Mystery in the Meat.




El resto han ido apareciendo donde la calenturienta imaginación de Stephen Nathan le ha parecido más chocante y grosero. Una máquina de rayos UVA, retretes, hornos microondas, depuradoras, cápsulas del tiempo, bidones enterrados,  un oso, en la camisa de un pardillo, colgados de árboles, prensado entre los hierros de un coche, en paquetes de correos, los menos, que también los ha habido, medio enterrados en tumbas o desperdigados en cementerios o al intemperie, en una granja de cadáveres, con la tripa a punto de reventar por los gases de la putrefacción.




Hay un Top Ten, por supuesto, pero si tengo que elegir el mío, sin duda el cadáver más asqueroso ha sido el de Steve Rifton, un cartero tramposo, campeón del mundo del vídeo juego Punky Pong, que apareció sumergido en el tanque de aceite de un restaurante en el episodio The Gamer in the Great. La secuencia de su aparición merece un Oscar a la más asquerosa. 


El rostro de Steve emerge entre el aceite. Aparentemente intacto. Brennan dice que no es de los suyos

Los ayudantes de la doctora Saroyan sacan a Steve del contenedor, pero... conforme lo tocan la carne se desmorona.


Hasta que con el ruido de la carne golpeando el suelo Bones se vuelve y lo reconoce. 
Se queda, es de los suyos

"LOS CÓMPLICES" DE NATHAN

Stephen Nathan no trabaja sólo, del éxito de sus "crímenes" son cómplices los hermanos Christ y Kevin Yagher, su ficha en el IMDB es tan larga como la de episodios de Bones y aún más, ellos son los artistas encargados de moldear con sus manos los cuerpos que Nathan imagina, resinas y plásticos sus materiales. En este vídeo explican el cómo:





Pero no todo es "carne y fluidos", Cristofer Cardona es el supervisor de los efectos especiales, esos globos oculares que se mueven, esas serpientes que reptan entre los huesos o esas que vomitan huesos enteros cuando las asustan. En esta entrevista explica como trabaja  (enlace)




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